El pasado 14 de octubre, todos los proveedores de servicios de pago se vieron obligados a aplicar el nuevo reglamento europeo, la Autenticación Reforzada de Cliente (conocida como SCA por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es mejorar la seguridad de los pagos y reducir el fraude en el proceso de autenticación. Por su complejidad, el Banco de España concederá un tiempo adicional, hasta diciembre de 2020, para migrar hacia soluciones que permitan el cumplimiento de la nueva norma.
Este reglamento afectará, principalmente, a la manera en la que los compradores acreditan su identidad. Se trata de un cambio sustancial en la forma de hacer los pagos por Internet. Se exigirá pues, que todas las transacciones a través de un ecommerce estén autentificadas con, al menos, dos de estos tres factores: “algo que tengo (móvil o tarjeta), algo que sé (pin o contraseña) y algo que soy (huella o reconocimiento facial)” explicó Juan Luis San Juan, consultor de Experian y experto en la materia.
Como ya explicó este medio, todos los ecommerce (también los más pequeños) se verán afectados por este nuevo proceso de autenticación, que obligará a los clientes a llevar a cabo procesos de pago más seguros, pero también más tediosos. Modificar las formas de cobro no le corresponderá al propio comercio, sino a las entidades bancarias y las marcas de tarjetas. Éstas serán las encargadas de adaptar los protocolos e informar a sus usuarios para que conozcan y dispongan del doble factor de autenticación. Sin embargo, esto no significa que los ecommerce no vayan a notar los cambios.
Si bien la obligación de correr con los gastos de adaptación de la plataforma de pagos es de los proveedores del servicio y no del autónomo, éste último también se verá afectado en gran medida, según aseguraron desde Stripe, una de las empresas proveedoras de estos servicios.
Los autónomos serán los que más sufran el cambio
La aplicación del SCA se traducirá en que todos los compradores europeos tendrán que adoptar más pasos para verificar pagos online por encima de los 30 euros, lo que acarreará importantes cambios en la forma en la que cada negocio gestiona sus transacciones.Y aquí es donde aparecería el problema: según Stripe, los consumidores cada vez tienen menos tolerancia a las trabas al pagar por Internet, y la nueva regulación no haría más que incrementar el rechazo de muchos clientes a continuar con los procesos de pago para adquirir su producto por Internet. De hecho, la economía online europea podría perder hasta 57.000 millones de euros como consecuencia de esta nueva regulación.
No sólo eso. Según la misma empresa, de todas las empresas afectadas, serían los pequeños negocios los que saldrían peor parados. Tres de cada cinco autónomos y pymes no están familiarizados con el SCA o no están seguros de cuándo estarán listos. Su adaptación es más compleja y arriesgada, ya que la gran empresa cuenta con la aceptación del consumidor y no perderá un gran número de clientes por tener que seguir un mayor número de pasos a la hora de abonar el importe. Mientras que los pequeños negocios no cuentan con esta fidelidad por parte del cliente, y estos procesos de pago con tantos pasos podrían generarle mayor desconfianza. Las grandes empresas están preparadas para adaptarse rápidamente a estos cambios y cuentan con un margen de error más amplio que un autónomo.
A esto, hay que sumarle que el 73% de los compradores no están al tanto de lo requerimientos de la nueva normativa, por lo que encontrarse un ecommerce que obligue a seguir esta triple autenticación les generaría cierto desinterés en continuar con la compra. De hecho, en los últimos seis meses, el 74% de los compradores de la Generación Z -los nacidos después de 1995- abandonaron una tienda online a la hora de pagar debido a una mala experiencia. Y eso que este segmento de la población es , con diferencia, el más predispuesto a comprar por Internet.
FUENTE: AUTONOMOSYEMPRENDEDORES.ES
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